El eterno problema estaba servido, ¿quién es el culpable de los males de la empresa, los de marketing o los de ventas?. Esto que a simple vista puede parecer solamente un problema de organización empresarial, es lo que le ocurre a cientos de filiales de transnacionales, que aplican un marketing global a diferentes países que no tienen que ver absolutamente nada unos con otros, para ejemplo un botón; los colores apagados y tristes en complementos y moda de los países nórdicos, en contraposición con la alegría y el desenfado del área mediterránea.
Tengo, por lo tanto que llegar a la conclusión que el director comercial que logra la fusión de marketing y ventas habrá conseguido el 90% del éxito. No obstante, está claro que el marketing debe evolucionar en todas las empresas a ser un marketing local, donde realmente se puedan satisfacer las necesidades de los consumidores de una zona concreta, sin llegar a la gran equivocación de querer «meter» en la misma bolsa a personas totalmente diferente en sus gustos y en su forma de entender el mundo. De no ser así el equipo de ventas, cada vez será menos responsable de la trayectoria comercial de la compañía.
Por otra parte hay que tener en cuenta lo contrario, es decir, cuando existe un buen plan de marketing y la red de ventas no está a la altura de las circunstancias, esto es igual de negativo. Cuando un equipo de ventas por falta de formación o por otros problemas no sabe encontrar la forma de transmitir lo que quiere vender, la verdad que suele ser un freno para el desarrollo estructural de la empresa en cuestión.
Esto que pasa en empresas tradicionales también ese puede trasladar al mundo de Internet y su marketing de última generación. Tenemos que hacer estrategias basadas en lo que quiere el internauta para satisfacer sus necesidades y venderle esté menú con profesionalidad y buenas artes.
Pienso que poco a poco tenemos sentirnos todos empresa y que la coordinación y la armonía sea algo natural en los departamento de las compañías; sí, digo coordinación y armonía porque la venta y el comercio, electrónico o no, también es un arte.
En cuanto al problema de mi amigo, la culpa no sé de quién será en su caso concreto, pero de todas formas, si yo fuese él intentaría que para la próxima primavera prevalezcan los tonos pasteles y los beiges claros por encima de los grises y los verdes cacería.